Hay miles de luces enjauladas
cegándome tras los barrotes.
Y no me encuentro.
Arrójate al vacío por mí,
eso será amor,
decías.
Yo era la lúcida entre tantas celdas,
yo la valiente del abismo,
la inútil del papel.
Se abrió una rosa roja
en el jardín de tus ojos
y pulverizada caí.
Se abrieron entonces
las jaulas de las luces.