viernes, 14 de noviembre de 2014

Todo lo que sería si siguiera siendo yo (5)


El mundo es un sitio peligroso
al que no le tengo miedo.
Los domingos son los días tristes porque llevan
el nombre de mi padre escrito.
Las personas saben matar
mejor que las armas
y cada día hay un ejército
y en mi pecho un campo
y mi hermano soldado.
La guerra siempre contra mí.

No me asusta el muro
porque aprendí a volar,
pero y qué.
No siempre te quiero
pero a mi sí,
porque si no quién.

Las niñas repetían una y otra vez
que no merecía trenzas
tampoco las quería,
me contaban secretos
y no los quería.
Me decían que niño.
Los niños me decían
que para mí el boliche rosa
la pelota rosa, el coche rosa
y yo siempre respondía que los libros.

Sé que yo estoy a salvo.
Pero no quiero hijos
si nacen aquí.
No quiero mirarte
tras los barrotes
de nuestras celdas.
La pasarela de fuego
cada vez que voy a buscarte,
ser la héroe del poema
y quedarme sola en el poema.
Mi camino no va hacia ti,
eres tú el camino,
y al decirte
sigo
tú me digas:
no encontrarás flores de alfeizar en mis veredas,
pero toma este saco de semillas.
No puedo dormir contigo
porque eres luz
directa en los ojos.
Es extensa la senda que recorre tu noche.
Refugia aquí tus miedos.
Utiliza la soga del tiempo y tira de mi.

Ya una vez en pasado
fueron vagos deseos
de lapso y estanque compartido.

Ser ecuánime y nodriza 
no ayuda a soportar los díasz
Mi incapacidad de reacción 
ante el magestuoso ombligo.
El beso,
antes del beso siempre
la copa de vino.

¿Cómo te saco de mi?
Cómo eliminar 
la comparación en pasado
si la libre expresión 
me ha traído ante ti.

Quiero llegar y equivocarme
volver y equivocarme.
Quiero el aire hecho viento
y el viento ciclón tropical.

En las noches a solas
me asfixia mi propia
intimidad.
¿Cómo me saco de mi?

Escucha las campanas,
eso solo anuncia cualquier cosa
como que hoy ya
no huyo.

Manos quebrantahuesos

Arrancar la raíz
del pensamiento.
Quedarse sentado a observar
el ventilador de la memoria girando
girando
girando.
No recuerdo si fui feliz
pero no me olvido
de las calles de mármol.
No de las palabras
marfil del padre.
Del coche en llamas
del niño del segundo.

Recuerdo aún
las manos quebrantahuesos
y el árbol que cae.

No hay más ruido.