viernes, 7 de febrero de 2014

Debería odiar los telescopios.



"Las estrellas echan de menos a los cosmonautas".
Como me gusta esa palabra: cosmonauta.
El cosmos ante nuestros ojos de astronauta, parpadeando.
El cosmos es ese hoyuelo nervioso que se te aparece sin querer.
Tu ceño fruncido, y tus puños apretados, y la mandíbula a presión;
son el cosmos.
En el cosmos no hay muerte.
Está tu sonrisa a medio hacer
y los receptores más externos
de tus yemas de talco.

Yo me bebería el cosmos.
Sin embargo bebo cualquier otra cosa.
Bebo para no quebrarme más
entre la risa atropellada
de nuestro ingenio.
Bebo para no tener que mirar otra vez
a tus ojos de nebulosa.
Porque sé que dejamos de ser extraños
cuando nuestras gloriosas pupilas se encuentran
en el azul celeste de los bares.
Bebo para tragarme las lágrimas
del ángulo abierto de la boca
que perfilas de reojo.
Bebo y vomito en el folio
todo lo que no soy capaz de dispararte.

He visto tus dibujos y sé que aún hay cadenas,
cadenas que yo estaría dispuesta a romper
con los latidos de este corazón.
En lugar de eso, agacho la cabeza
precipitando todos los cohetes
que un día estuvieron a punto de salir
y sigo esperando a poetas que se vendan
a cambio de baza para un poema,
para romperles -sin esfuerzo-,
con estos mismos latidos,
el corazón.

1 comentario:

  1. Eres una poeta como la copa de un pino ;-)

    "Yo me bebería el cosmos.
    Sin embargo bebo cualquier otra cosa"
    Bebo para no quebrarme más
    entre la risa atropellada
    de nuestro ingenio"

    Esos versos son para enmarcar.

    Cuídate.

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