jueves, 20 de febrero de 2014


Será recitado siempre que lo pidas.

Tengo miles de versos fugados
que esperan tras la retina
cuando te veo.

Y un corazón guerrillero
que guarda en su ventrículo izquierdo
la imagen fugaz de su propio bombardeo.

Me excita tu pelo
lleno de flores.
Y ese tirante siempre caído
que se esconde
tras tu mirada suicida
de chica triste sin remedio.

Tienes un abrazo inhóspito
siempre habitado
y un beso en los labios
que grita azucena.

Te excitan mis miedos,
y esa desconocida sensación
de que algo va a salir bien.

Mi mirada se confunde
con tu olor siempre fresco
preparado para cuando
nos entren las dudas
y poder salir corriéndonos
por ese campo de lilas
que abarcan tus brazos.

Y la tuya, tu mirada,
me persigue sin saber
quien se va a reír primero
o si las margaritas
se marchitan,
por haberlas deshojado
tanto y tanto.

Baudelaire nos vigila
tan ausente como atento,
y en la bisectriz
de todas estas flores
sigo buscando 
el terciopelo de mis ganas 
de que te quedes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario