Será recitado siempre que lo pidas.
Tengo
miles de versos fugados
que esperan tras la retina
cuando te veo.
Y un corazón guerrillero
que guarda en su ventrículo izquierdo
la imagen fugaz de su propio bombardeo.
Me excita tu pelo
lleno de flores.
Y ese tirante siempre caído
que se esconde
tras tu mirada suicida
de chica triste sin remedio.
Tienes un abrazo inhóspito
siempre habitado
y un beso en los labios
que grita azucena.
Te excitan mis miedos,
y esa desconocida sensación
de que algo va a salir bien.
Mi mirada se confunde
con tu olor siempre fresco
preparado para cuando
nos entren las dudas
y poder salir corriéndonos
por ese campo de lilas
que abarcan tus brazos.
Y la tuya, tu mirada,
que esperan tras la retina
cuando te veo.
Y un corazón guerrillero
que guarda en su ventrículo izquierdo
la imagen fugaz de su propio bombardeo.
Me excita tu pelo
lleno de flores.
Y ese tirante siempre caído
que se esconde
tras tu mirada suicida
de chica triste sin remedio.
Tienes un abrazo inhóspito
siempre habitado
y un beso en los labios
que grita azucena.
Te excitan mis miedos,
y esa desconocida sensación
de que algo va a salir bien.
Mi mirada se confunde
con tu olor siempre fresco
preparado para cuando
nos entren las dudas
y poder salir corriéndonos
por ese campo de lilas
que abarcan tus brazos.
Y la tuya, tu mirada,
me
persigue sin saber
quien se va a reír primero
o si las margaritas
se marchitan,
por haberlas deshojado
tanto y tanto.
Baudelaire nos vigila
tan ausente como atento,
y en la bisectriz
quien se va a reír primero
o si las margaritas
se marchitan,
por haberlas deshojado
tanto y tanto.
Baudelaire nos vigila
tan ausente como atento,
y en la bisectriz
de
todas estas flores
sigo
buscando
el terciopelo de
mis ganas
de que te quedes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario