viernes, 21 de febrero de 2014

Todo lo que sería si siguiera siendo yo (3)


Al cerebro no le interesa la verdad.
La realidad siempre llega 1 segundo más tarde.
El cuerpo calloso se revela.

Una persona sin alegría deja de ser persona,
sin tristeza deja de ser persona.
Hay gente que siembra existencia aquí dentro.

La felicidad es la utopía en la que todos nos refugiamos
reservándonos el derecho de sentirla,
como si existiera.
Y perdemos horas en busca de horizontes predestinados
y no dormimos tranquilos sin saber
qué vamos a estar haciendo dentro de 5 años,
a quién vamos a estar amando dentro de 5 años.

El amor es la antesala a una sala de espera.
Yo sigo sin encontrarme
entre las cortinas.
Es la mercancía del ser humano
la moneda de cambio, la moneda de vuelta.
Yo no voy a venderme.
El amor me deja la boca seca.
Yo no voy a pagar.

Se esperan demasiadas cosas de mi
que sé
no voy
a ser
capaz
de cumplir
y da igual cuánto advierta,
cuánto demuestre,
cuánto insista
que me siguen mirando
con ojos de "haz un esfuerzo, por Dios",
aún me siguen poniendo precio.

Al cerebro no le interesa la verdad.
La realidad siempre llega 1 segundo más tarde.

jueves, 20 de febrero de 2014


Será recitado siempre que lo pidas.

Tengo miles de versos fugados
que esperan tras la retina
cuando te veo.

Y un corazón guerrillero
que guarda en su ventrículo izquierdo
la imagen fugaz de su propio bombardeo.

Me excita tu pelo
lleno de flores.
Y ese tirante siempre caído
que se esconde
tras tu mirada suicida
de chica triste sin remedio.

Tienes un abrazo inhóspito
siempre habitado
y un beso en los labios
que grita azucena.

Te excitan mis miedos,
y esa desconocida sensación
de que algo va a salir bien.

Mi mirada se confunde
con tu olor siempre fresco
preparado para cuando
nos entren las dudas
y poder salir corriéndonos
por ese campo de lilas
que abarcan tus brazos.

Y la tuya, tu mirada,
me persigue sin saber
quien se va a reír primero
o si las margaritas
se marchitan,
por haberlas deshojado
tanto y tanto.

Baudelaire nos vigila
tan ausente como atento,
y en la bisectriz
de todas estas flores
sigo buscando 
el terciopelo de mis ganas 
de que te quedes.


viernes, 7 de febrero de 2014

Debería odiar los telescopios.



"Las estrellas echan de menos a los cosmonautas".
Como me gusta esa palabra: cosmonauta.
El cosmos ante nuestros ojos de astronauta, parpadeando.
El cosmos es ese hoyuelo nervioso que se te aparece sin querer.
Tu ceño fruncido, y tus puños apretados, y la mandíbula a presión;
son el cosmos.
En el cosmos no hay muerte.
Está tu sonrisa a medio hacer
y los receptores más externos
de tus yemas de talco.

Yo me bebería el cosmos.
Sin embargo bebo cualquier otra cosa.
Bebo para no quebrarme más
entre la risa atropellada
de nuestro ingenio.
Bebo para no tener que mirar otra vez
a tus ojos de nebulosa.
Porque sé que dejamos de ser extraños
cuando nuestras gloriosas pupilas se encuentran
en el azul celeste de los bares.
Bebo para tragarme las lágrimas
del ángulo abierto de la boca
que perfilas de reojo.
Bebo y vomito en el folio
todo lo que no soy capaz de dispararte.

He visto tus dibujos y sé que aún hay cadenas,
cadenas que yo estaría dispuesta a romper
con los latidos de este corazón.
En lugar de eso, agacho la cabeza
precipitando todos los cohetes
que un día estuvieron a punto de salir
y sigo esperando a poetas que se vendan
a cambio de baza para un poema,
para romperles -sin esfuerzo-,
con estos mismos latidos,
el corazón.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Todo lo que sería si siguiera siendo yo (2)



Cuando esto estalle va a salpicarlo todo.
A veces se me taponan los oídos y me oigo a mí misma
gritándole la culpa a ese hombre,
gritándole la culpa a esa mujer.
Siento sobre mis hombros el peso mudo
de toda una generación indeleble.

Yo no soy todo eso que sembraron
yo no soy vajilla, yo no soy  mantel.

Queréis que sea yo misma
poniéndome una soga en el cuello
y haciendo como que salto.
Porque yo no saltaría...

Y no queréis ver que yo soy
quien se tira detrás de otro cualquiera
por un barranco
cualquiera.

Cuando esto estalle voy a inundarlo todo
de sangre y de tinta.
Quedarme sola
conmigo misma
es una ficción.
Nada más llegar a casa
me desabrocho el sostén
con la esperanza
de mitigar
la presión,
pero
continúa.

Espero con anhelo
tu bala
en el filo
de mi sien.