domingo, 19 de mayo de 2013

Esta será la última vez que te escriba









Te juro que a nadie
le he vuelto a decir
que tenemos el récord
del mundo
en no sé qué cuento chino.

Todavía me asusto
si creo que vas a volver
pero puedes.

Así que vete si quieres
porque ésta será la última vez
que te escriba.

Yo
que hubiera provocado incendios
que lo llenaran todo de frío
para así nunca dejar de temblar
por ti.

Yo
que me hubiera lanzado
al descubrir que el pulso
se toma mucho más claro
desde el precipicio de tu clavícula.

Yo
que estoy cansada de chocarme
con otras bocas,
de emborracharme y acordarme
que no serás tú quién me salve.

Me despido a quemarropa.
Se acabó lo de sacarte las palabras
y meterme en tus heridas.
Se acabaron mis manías,
y tus idas y venidas.

Vida mía;
"El amor es sólo un efecto secundario del deseo."
y yo todavía no sé
quién me vino primero.

lunes, 6 de mayo de 2013

Sueño #1






No fui a clase
y no porque no quisiera.
Me equivoqué de camino
y cogí el más largo.
¿A quién se le ocurre
ir hasta Pozuelo
en metro?
Llegué a y veinte
y la gente seguía sin entrar
a clase, pero
yo pensé en aprovechar
la mañana de verdad
y me largué.
Me extrañó encontrar
de camino de vuelta
la librería Arrebato
y que Suso
estuviera atendiendo.
Había barullo
pero la tienda no estaba llena
y Suso sólo me miraba a mí
con esos ojos azul cielo
como si fuera capaz de
ponérmelo a los pies.
Tenía cara de alelado,
como si admirara el interés
que tenía yo
por todos aquellos libros
que no se venden.
Y a mí me gustaba su cara.
Y pensé que podría besarlo.
Pero entonces entró Sofía
y yo no entendía qué hacía ella
allí,
5 horas en guagua
sólo para llevarse a Suso
al sótano donde se guardan los libros
que no se venden.
Al rato llamé a gritos a Suso
porque llegaban clientes.
Gritaba porque no me atrevía
a bajar al sótano. Quién sabe
qué le estarían haciendo a los libros
que no se venden.
Suso llegó corriendo,
no quería que le despidieran
y eso es normal.
Pero ya no me miraba a la cara
y sus ojos pasaron a ser
azul miedo
como si fuera capaz de
asustarse de algo.
Entonces encontré un libro
de Luis Cernuda
y se oyó un disparo.

Sé que no fue Suso,
porque tenía aquel miedo
en el azul de los ojos
ni Sofía,
que seguía en el sótanos
donde se guardan los libros
que no se venden,
ni Cernuda,
porque después de tanto
buscarnos
me había encontrado.

Pero alguien tuvo
que haberme matado.