domingo, 1 de diciembre de 2013

Los ojos de Carolina.



Carolina tiene unos ojos
color avellana
a punto de desgranar,
y es una pena que
no se los enseñe
a nadie.

Son ojos inquietos
que a veces hacen
como que miran.
Ojos de modestia
adquirida.

Tiene un iris
inocente
que se debate
entre lo que debe
y lo que quiere.

Y si me mira
-porque a veces
me mira-
siento colisiones
de bicicletas
y llamas de fuego
cruzándome el tórax.

Yo quiero a sus ojos
en todos los semáforos,
apaciguando el mar
que no ha vuelto
a estar en calma
desde entonces.

En sus ojos estaría
quizás
la vuelta a casa
que yo soy incapaz
de encontrar.

Porque Carolina
tiene una línea azul
dibujada en el párpado
donde sus pupilas
se despliegan,
como si fueran alas,
y a veces ni ella misma
lo comprende
porque Carolina
no quiere volar.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Nunca quise escapar de esta isla



El mar se sublevaba a mi costa
y la isla dejaba de ser isla
para pasar a ser balsa a la deriva.

¿Por qué me fui?
Aunque quisiera creérmelo
no fue por amor.

Supongo que huí
del tira y afloja
del exilio que
se me imponía.

Yo era la flema atragantada
que gargajeas para que salga.


Nunca quise escapar de esta isla
que encima se enfada
cuando no vuelvo.

Yo solo quería encontrar un hogar
aunque tuviera que abandonar mi casa.

Y ahora sigo
en esta carrera constante
que parece no tener fin.
Estrellándome con todos esos cuerpos
que me venden un techo
a cambio de baratos poemas de amor.

Ya no llevo el corazón encima
pero aún así sigo siendo versátil,
mírame los bolsillos,
llenos de besos.
¡No me los gastéis,
que todavía tengo
que llegar a casa!

viernes, 1 de noviembre de 2013

Podríamos ser héroes un día nada más






Quisiera poder
nadar bajo el mar
como una sirena
y si te encuentro
en ese instante
en el que sólo hay vacío
ya nada nos alejaría.

Aprendimos a no mirarnos a los ojos
y ahora nadie conoce a nadie,
pero tú sí me miras.

Hay imperios que gritan
por ser salvados
y besos que necesitan
entregarse a alguien,
noches en vela
que se nos queman
por no dejar de mirarnos
dormir.

Podríamos ser héroes,
podríamos ser heroína
un día nada más.

Con la duda entre los labios
ordenas que deje de cantar
así de bonito,
que salga ya del agua,
que las sirenas
van a dejar de existir
que tú las vas a matar.
Y yo quizás
no canto tan alto
como debería
pero como yo nunca antes
había besado con las manos
me limpio la cara
y guardo mi cola.
Y me alejo.
Y aunque sé que la justicia
nunca hubiera conquistado Ítaca
me alejo.
Me voy tan lejos
como puedo
del mar de tu saliva.

martes, 22 de octubre de 2013

Ojos azul miedo






Como un superhéroe
con disfraz de mar,
con horizonte inalcanzable
y magnetismo incluido.

O como el antagonista imperturbable
con rayos X color cielo
que te sacude
las costillas
sin tener que mover un dedo.

He sentido
la pérdida segura
por unos ojos de agua.
Profundidad infinita
que refleja meticulosamente
el estado más sustancial
de lo absurdo.

Han sido ojos
ardientes
penetrando
en la más tenue
oscuridad.
Ojos que no tienen
nada de fuego,
pero que aún así
iluminan.

Ojos de capricho,
y de parque de atracciones,
y de tajinaste rojo del Teide,
y de bosque lluvioso tropical.

De esos ojos, río,
de su azul sin sentido.
Ojos de alma delta
que no desemboca.

Ojos sin córnea,
puros,
que se entregan
al más vil de los sentidos. 

Tanto son tus ojos
que no nos merecemos,
y yo mientras sigo bailando
en este frenesí
sin saber qué fue
lo que viste en unos ojos
que tras mirarte
han dejado de ser míos.


jueves, 26 de septiembre de 2013

El efecto óptico de un mago primerizo.







Encontrarte en el bar
fue una apuñalada
a todos los meses que me llevó
dejar de pensarte.

Encontrarte en el bar
fue volver a encontrarme
a mi misma tras la barra
sirviéndonos de algo.

Fue cazar con la punta de un alfiler
las ilusiones perseguidas
por cientos de generaciones.
Fue amar a primera vista
de todo el público
de aquella tarde.

Fue llenar salas
vacías de sinsentido.
No había razón
que cupiera allí.

Fue dinamita que
explosiona con cualquier
roce de miradas.

Tanto me había emborrachado
para no sucumbir ante el olvido,
que aprovechó cuando estaba sobria
para mirarme a los ojos.
Y aquello sí que fue
dinamita
que implosiona.

Y ahora es como si volvieras
al escenario del crimen
para tratar de limpiarlo todo
después de tantos muertos.

Como la incontinencia
emocional
por saber
qué hubiera sido de ellos.

Quizás fue tu sonrisa
ineludible
o esa manera de desear
lo que no miras
quien enmudeció mi manía
obsesivo-compulsiva de querer
lo que no tengo.


Y entonces
pronunciaste mi nombre
y todas las conexiones sinápticas
de estas maestras de ceremonias
dejaron de conectar.

Y solo cabía tu voz en mi retina.
La retina que la proyectaba
al cristalino por el que asomaba
un iris de un marrón color noble
procedente de unos ojos
metidos en dos cuencas achinadas,
que fueron quienes enseguida
se dieron cuenta
de que lo que parecía real
no era más que un sin querer,
que no eras tú.


miércoles, 7 de agosto de 2013

El reto del beso en el verso.

Tengo unos amigos literatos a los que le encanta discutir a las 3 de la mañana si lo realmente importante de un poema reside en la rima y la métrica, o simplemente en el contenido, o quizás también, en el ingenio. Yo, como buena amante de la poesía, me sumo a cualquier discusión literaria que se precie sea a la hora que sea.
Para demostrar cada uno nuestra postura decidimos escribir un poema en el que tratáramos un mismo tema, en este caso un beso, y así demostrarnos a nosotros mismos de otra manera lo que queríamos decir.
Al dejarnos volar ha salido esto:
 *Los poemas de mis amigos:
                 Santi, el eterno asombrado: http://eleternoasombrado.blogspot.com.es/2013/08/el-reto-del-beso-en-el-verso.html
                Alicia, y su mochila cargada de ilusiones: http://mochiladeilusiones.blogspot.com.es/2013/08/el-reto-del-beso-en-el-verso.html




A renacer en el filo de una boca
y saltar por el abismo
que supone sentirse
en otra lengua
lo llaman besar.

Yo no sé cuando es el beso
ni cuando se besa
y lo confundo
con la rabia,
la pasión,
con el sexo
y la desesperación
y nunca sé
si es eso
a lo que llaman amar.

domingo, 28 de julio de 2013

Porque somos jóvenes.





A pesar de una hipoteca asfixiante,
de todos esos fetichismos por cumplir,
del nihilismo que supone verte sonreír,
no somos más que
un entramado
de inconformismo,
belleza,
indecisión,
sociedad,
literatura,
desconocimiento,
poses,
neuronas
y sonrisas.

Seremos mortales
para siempre.
Y cuando lleguemos a viejos
volveremos a sentir
lo que nunca hemos dejado
de ser.

domingo, 21 de julio de 2013

Camisa de corazones.








No la besé
porque llevaba una camisa
de flores secas.
Supuse que cada flor
era un corazón
y que haría lo mismo con el mío.
¡Qué vulgar mediocridad!
Yo me merecía algo mucho mejor
que la muerte.

Fue la primera vez
que la miré a la cara
y sus manos
no eran diferentes.
Y no me dolió.

Y creo que me enamoré
de su manera de moverse
o de ese misterio que la envuelve
y que nadie ansia
resolver.

No entiendo cómo le tienen tanto miedo
si sus ojos también tiemblan
y luchan,
desesperadamente,
por esconderse.

No vuelvas a por mí,
¡confía en ti! - me decía.

Y me rozó los labios.
Se me encogió el pecho
tan sólo un instante
como cuando oyes el timbre
y no esperas a nadie.
¡Pero no es miedo!

Shostakovich me descubrió
el secreto de la inmortalidad.
Pon el coche a 180
y el volumen a 60
y tendrás lo que quieras. - me decía.

Y todavía las inconscientes azafatas
te siguen explicando
cómo introducirte
el chaleco salvavidas.
Como sí alguien fuera acordarse
de salvarse
teniéndola a ella delante.

Y sospecho que a pesar
de la vida
siempre la querré
pero que si por mi fuera
le regalaría el corazón
a tu camisa de flores
frescas.

martes, 16 de julio de 2013

19 reproducciones para recordar que si sonríes ya no es por mí.



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No hay nada nuevo.
Tu mirada sigue acuchillándome
tras la pantalla
y yo sigo igual
de lejos.

domingo, 23 de junio de 2013

Laura tiene dedos de pianista.





Quien pudiera pasarse la vida
bebiendo vino
y escuchando a Laura
tocar el piano.

Laura con sus dedos de pianista
como si pudiera detener el tiempo
en tan solo una redonda
o acelerarlo
con cuatro corcheas muy juntas.

Laura y su espíritu de pianista
con su infatigable deseo
por simular a Chopin.
Tratando de averiguar
qué mano utiliza
en qué lado del piano
en qué tramo de pieza.

Laura y su consciencia
que le repite en cada
final de sinfonía
que no debió fallar
en aquella negra,
sin recordar que es capaz
de enfrascar el momento.

Laura y sus pies descalzos
pisando el pedal con la fuerza
con la que espera cada nueva nota.

Quien pudiera pasarse la vida
aferrada a los dedos de Laura
y morir
solo un poco
en cada nueva negra errónea.

viernes, 7 de junio de 2013

Carta a la desesperación.







Querida:

¿has visto por dónde corren
mis venas?
Agarra fuerte el cuchillo.

Qué bonitos están los autobuses de la línea 36.
Tan destrozados por dentro
pero bien pintados por fuera.

Una vez me pinté las uñas
para así dejar de mordérmelas
y luego hice lo mismo con el corazón
pero aún así sacaste los dientes.

Yo nunca he probado eso
de echarle sal a las heridas.
Ya solo pienso en escapar
y si llego a la cima del mundo
esparcir tus cenizas.

Cuidado, que se te cae elcuchillo.

Creo que solo las palabras
que no existen
nos pueden salvar.

De todas las corduras
que he hecho
por amor
ninguna ha salido bien.

Complicadas estructuras neuronales,
construidas para mantener poses apáticas,
desplomadas de golpe
al ver esa sonrisa.

Estamos tan desesperados
por sentir algo,
cualquier cosa,
que seguimos tropezándonos
con la misma pared de ladrillos.

¡Utiliza de una vez elcuchillo!

Cada vez que veo la televisión
acabo llorando.

Y sé que si sigo inventando
historias de amor
no se irá.

Cariño, ¿de verdad
me vas a salvar sin ver antes
por dónde se me corren
las venas?

sábado, 1 de junio de 2013

Puta Primavera, Primavera puta.






'En un mundo sin flores
los cementerios estarían
llenos de muertos'
Irene X

No me digas que no es un poco zorra,
la primavera
que ni avisa,
ni pide perdón
ni siquiera
se siente culpable
por marcharse así,
sin pestañear,
y luego vuelve
y nos sonríe
y nos hace decir:
"ya llegó el buen tiempo"
y vuelve a suceder.
Que se va.

Y qué triste
se pone la primavera
después de eyacular.

Y mira qué felices
las palomas.

Qué agradable puede llegar a ser
la muy zorra de la primavera.
Llenando los parques
de enamorados enamorándose,
reinventando las horas
y dejándonos volver a casa tarde.
Creando falsas ilusiones en muchachas
que ya se han puesto la minifalda.

Para la zorrita de la primavera
tengo una tonelada de flores marchitas
para ver si así vomita
otra cosa que no sean corazones.
Tengo una ventana entreabierta,
un 'te echo de menos' sin usar
y una tormenta de nostalgias
para enjaular.

Todos estamos a gusto
cuando es primavera.
Todos sabemos ya
lo que le hace a los cerezos.
Pero yo sigo sin ser capaz
de mirar al sol a la cara
sin recordar
cómo se parece a ti
la puta de la primavera.

domingo, 19 de mayo de 2013

Esta será la última vez que te escriba









Te juro que a nadie
le he vuelto a decir
que tenemos el récord
del mundo
en no sé qué cuento chino.

Todavía me asusto
si creo que vas a volver
pero puedes.

Así que vete si quieres
porque ésta será la última vez
que te escriba.

Yo
que hubiera provocado incendios
que lo llenaran todo de frío
para así nunca dejar de temblar
por ti.

Yo
que me hubiera lanzado
al descubrir que el pulso
se toma mucho más claro
desde el precipicio de tu clavícula.

Yo
que estoy cansada de chocarme
con otras bocas,
de emborracharme y acordarme
que no serás tú quién me salve.

Me despido a quemarropa.
Se acabó lo de sacarte las palabras
y meterme en tus heridas.
Se acabaron mis manías,
y tus idas y venidas.

Vida mía;
"El amor es sólo un efecto secundario del deseo."
y yo todavía no sé
quién me vino primero.

lunes, 6 de mayo de 2013

Sueño #1






No fui a clase
y no porque no quisiera.
Me equivoqué de camino
y cogí el más largo.
¿A quién se le ocurre
ir hasta Pozuelo
en metro?
Llegué a y veinte
y la gente seguía sin entrar
a clase, pero
yo pensé en aprovechar
la mañana de verdad
y me largué.
Me extrañó encontrar
de camino de vuelta
la librería Arrebato
y que Suso
estuviera atendiendo.
Había barullo
pero la tienda no estaba llena
y Suso sólo me miraba a mí
con esos ojos azul cielo
como si fuera capaz de
ponérmelo a los pies.
Tenía cara de alelado,
como si admirara el interés
que tenía yo
por todos aquellos libros
que no se venden.
Y a mí me gustaba su cara.
Y pensé que podría besarlo.
Pero entonces entró Sofía
y yo no entendía qué hacía ella
allí,
5 horas en guagua
sólo para llevarse a Suso
al sótano donde se guardan los libros
que no se venden.
Al rato llamé a gritos a Suso
porque llegaban clientes.
Gritaba porque no me atrevía
a bajar al sótano. Quién sabe
qué le estarían haciendo a los libros
que no se venden.
Suso llegó corriendo,
no quería que le despidieran
y eso es normal.
Pero ya no me miraba a la cara
y sus ojos pasaron a ser
azul miedo
como si fuera capaz de
asustarse de algo.
Entonces encontré un libro
de Luis Cernuda
y se oyó un disparo.

Sé que no fue Suso,
porque tenía aquel miedo
en el azul de los ojos
ni Sofía,
que seguía en el sótanos
donde se guardan los libros
que no se venden,
ni Cernuda,
porque después de tanto
buscarnos
me había encontrado.

Pero alguien tuvo
que haberme matado.

viernes, 26 de abril de 2013

Chica mala nunca muere.





"Las chicas malas van a todas partes,
las buenas sólo al cielo; si es que van".
Una frase socorrida - Sr.Chinarro


Dices que eres mala
por destrozar corazones
que tampoco iban
a salvar al tuyo.
Mala por estar del lado
de los de Darwin
y querer sobrevivir
a toda costa.

Porque quieres volar
pero si aterrizar fuera fácil
no existirían los aeropuertos.

Que eres mala insistes
sin saber que todos los valientes
no son siempre buenos
y que más de un cobarde
sueña con dejar de serlo.

Hay quienes vivimos
solo de tristezas
y dices que eres mala
por quitarnos motivos
para morir.

Me pides en silencio que me quede
donde puedas vigilarme
solo hasta que te canses de andar
y te pueda volver a cargar.

Porque tú partes
y repartes,
pero no siempre te llevas
la mejor parte.
Y sigues como queriéndomelo decir
pero no te sale.

Que tú eres de los de ciento volando
y aunque yo no sé de cerraduras
tienes jurada la duda
por bandera.

Que estás aquí en mi cuello
doliéndome por dentro
como queriendo salir.
Y no te dejo.
Porque a mí me ponen cachonda
las causas perdidas
y te salvaría
solo por correrme.

Guapa y cuidadosa
presumes de estar rota
y sospechas que hasta la cerveza
se vuelve roja
si pasa por tu boca.

Porque chica mala nunca muere
siempre gana.
Chica mala nunca muere
y tú estás enterrada.
Porque las chicas malas
no se asustan de las miradas
y libran todas las batallas.

Murallas de indiferencia
que observan preocupadas,
eso eres cuando me dices que eres
una chica mala.
Oportunidades desaprovechadas.

Sentimientos suicidas
colgados de precipicios
de los que se enamoraron
de un flechazo.
Rendidos
ante irremediables olvidos
que te besaron con rabia
y nunca te apeteció recordar.

Que tú solo eres una chica
sólo eso.
Sin más malicia que el miedo
a salir corriendo
de este bar.

viernes, 12 de abril de 2013

El por qué de mi sonrisa constante.








Sonrío
porque Alejandra medio
toda la felicidadque necesito
para el resto de mi vida.


Sonrío porque ya no soy cobarde
y nadie se da cuenta.
Porque siempre me confío
de la luz de la lámpara violenta.
Porque estoy cansada
de fingidos valientes
que terminan huyendo
de finales felices,
sin perdices.

Y aún así sonrío.
Porque el mundo
sigue siendo redondo
y porque ya no hay guillotinas
y los telescopios
no se usan solo para mirar
a las vecinas.

Sonrío porque todo lo que duermo es mentira
y ya solo puedo vivir de mis sueños.

Porque lo que me late a mí
es la boca.
Sonrío porque tengo sentimientos
que no tienen forma,
ni nombre,
ni cuerpo.
A veces me llaman
y yo paso de ellos.
Pero otras se quedan
y me matan por dentro
hasta que los llamo Mario,
o Juan, o Pedro
y entonces se marchan
y recupero el aliento.

Y es maravilloso.
Porque sonrío.

Porque mi misión de vida es encoger
todas esas caras largas que me miran
siempre tan distantes
desde cualquier esquina.
Porque ésta es una energía renovable,
inagotable, eterna, biodegradable.

Porque siempre
me sirve de excusa
cuando llego tarde.
Es el acto reflejo
de un sistema cuidadoso,
que si tiembla es por miedo
y no por estar nervioso.

Sonrío
porque tenías la sonrisa
más bonita del mundo,
y después de la sonrisa vino la mano,
y luego los labios,
y luego tú.
Y luego yo ya no podía dejar
de mirarte así,
como queriéndote.
Pero en verdad no.
Era solo querer querer,
que también es otra manera.

Porque al parecer,
no me faltan motivos.

Porque descubrí a Beirut,
a Nacho, a Quique, a Willy.
Porque mi abuela me dijo un día
que en comer va la ventaja.
Y ahora siempre me como
la fruta que está más negra
de entre todas las de la caja.

Porque por ahí dicen
que quien se ríe en serio
vive más; y de hecho
a mí me encantaría ser
inmortal.

Sonrío porque la gente sigue
preguntándose por qué lo hago.
Y quiebran sus cabezas
buscando una respuesta,
pensando que soy dichosa,
que siempre estoy contenta.
No se creen
que es el camino fácil,
un atajo que no cuesta trabajo,
la cornisa de la que nunca me bajo.
Enserio,
¡que no se lo creen!
Y quizás así deba ser.

Porque desde que aprendí
ya no puedo dejar de hacerlo.
Porque sonreír es el secreto
mejor guardado del universo.
Y yo sonrío
porque lo sé.


domingo, 7 de abril de 2013

El vino de mis labios.




Como un trago de vino vienes
posándote en mis labios.
Entras en mi boca, sin dudarlo,
recorriendo todo el espacio
con un movimiento sutil y apresurado.
Solo unos segundos vives,
solo unos segundos dura el honesto sabor de tu aroma.

Voy a relamidas secas y calientes
cuando tú ya estás bajando,
lentamente,
quemando a cada paso, a cada gota,
dejando siempre un rastro.

Un sabor a terciopelo ajado,
desazón que solo podría aliviar
otro trago.

viernes, 22 de marzo de 2013

Y qué si fumar mata.





     Y qué si fumar mata.

     Salir sin abrigo también mata,
     dejar la ventana abierta toda la noche,
     intentar volar.
     Cumplir años si que mata.

     No salir de casa un domingo
     tocarse mucho; eso
     también mata.
     Las llamadas que no haces,
     montar en avión,
     los puentes
     o cruzar las vías de un tranvía
     eso sí que mata.

     Y qué si fumar mata.

     El mar también mata,
     el final de una cerveza,
     vestir de uniforme
     y el Gabon antes de dormir
     que se escribe igual que jabón
     pero con G.
     Dejar de controlar al miedo
     o querer ser inmortal,
     eso también mata.

     Ir de compras con la cartera vacía
     comer mucho a escondidas,
     y no comer, también mata.
     Escribir poesía. Mata.

     Estar en el sitio equivocado
     en el momento equivocado.

     Ser curioso.
     No saber cuál es la puerta de tu casa.
     No tener tiempo para leer.
     Un despertador cuando tienes resaca,
     joder, eso sí que mata.

     Las miradas, qué me dices ahora
     de las miradas.
     No poder hacer lo que quieres, 
     eso, como fumar, mata.
     

miércoles, 20 de marzo de 2013

Mi mejor amiga.




Siempre me pedías
que te escribiera una poesía,
sin creerte nunca
que mientras estuviéramos juntas
la poesía éramos tú y yo.
Podría hablarte del tiempo
que sin ti no quiere pasar
y de las palabras
que no te digo,
ni te escribo.
De abrazos ahora vacíos
de los que cuelga un cartel
que denuncia la desaparición
de un sentimiento que se marchó.

Sería agotador reconocer
que ya no somos las mismas
muchachas que tanto se besaron.
Muchachas que prometieron no crecer,
prometieron quererse hasta morir.
Prometer, joder, lo sé.
Prometí no irme, pero
tampoco me he quedado.

Cuesta aceptar que ya no lloras
como solías hacer
y que todo esto
te tendría que estar matando
pero que no duele.

Tan difícil admitir que la distancia
acabó por ganar la guerra
dejándome con un cuerpo
de campo a través
de un territorio de batalla
que jamás pensé cruzar.

Estas palabras, antes preferibles
a cualquier cosa,
ahora se hacen hueco entre
un "no tengo apenas tiempo"
y un "te juro que se me olvidó".

Nos malgastamos en conversaciones
insípidas,
que tampoco se preocupan mucho por saber
que la una ya no piensa casi en la otra.

Recuerdas como a los 16 llorabas con
las cartas podridas de amor,
que niñas de 10 se enviaban
a escondidas.
Cartas torpes guardadas con recelo,
sin más gracia que un "te quiero"
mal escrito y arqueado.

Reproches ausentes
que quedarán de por vida,
y no notarás
hasta la primavera del 29.

Sigo esperando el típico
 - Joder, tía, cómo has cambiado.
 para preguntarte si acaso tú
 sigues siendo la misma.
 Si tu risa,
 que ya no juega con la mía,
 sigue riéndose con otras bocas.
 O si cuando no sabes qué hacer
 con tu puta vida
 le preguntas a tu padre
 para que te ayude, y te decida.

 Te juro que no cambiaría aquellas
 tardes en las que cualquiera juraría
 que no hacíamos nada.
 Pasábamos los días
 sin miedo a un final,
 haciendo palomitas en microondas
 a los que no les daba la gana
 calentar.
 Tardes de cocina
 y sofá-cama,
 con pelis proyectadas
 en pantallas apagadas.
 Todas mis tardes,
 y más de una mañana.
 Vidas llenas de caricias que un día
 no se podían tocar más.

 Y al fin y al cabo eres mi mejor amiga,
 la que me conoce como si fuera mi madre,
 o al menos, me conocía.
 Y no quiero otra
 que no sea aquella niña
 que lloraba por tonterías
 que yo tenía que consolar.

viernes, 15 de marzo de 2013

Rota por ti.






Si pienso en ti
no me sale la poesía.
Muchas musas,
todas ellas,
pero nunca como tú.

No logro hablar de las noches
que no hemos pasado,
ni de los días.

No puedo oler
el sabor del aroma
que adivino de limón.

No entiendo esos pasos que
bailas por los bares,
donde bandas sin nombre curan
todos los besos que no das.
Besos que emanan de labios prohibidos,
pecados por los que no hay que pedir perdón.
Labios que adivinan la poesía de mi boca,
advierten encantadoras sonrisas,
y fundan su propia religión.

Yo nunca he perdido la fe,
nunca antes he tenido una que perder.

Tienes manos con licencia,
manipuladoras
de sentidos equilibristas
por tus dedos.
Corazones de cálidas yemas,
tan cobardes
como para sujetar el mundo.

Cielos rotos por caricias
que no calientan más,
y guardan con sospecha
los pocos soles de otoño
que aún resisten.

Ojos claros, pero tan negros
que no paran de derramar
mares,
para buscadores de tesoros,
para sirenas sin cola,
para juntarnos,
y separarnos.

Y ahora,
voy náufraga sin balsa
perdida por tu cuerpo,
buscando miradas forzadas,
besos borrachos
y palabras repletas.
Para que al final sea
el mismo Doctor de siempre
quién me rescate.



Coco Mademoiselle.






     El viento mueve fragancias
     las transporta de corriente en corriente
     la brisa las empuja hacía mi.

     Quisiera respirar siempre de ese aire,
     aire que me envuelve y me condena,
     aire que me asfixia
     pero aún deseo.

     Y es tu olor el que anhelo,
     perfume de tu ser,
     el que desprende
     cada uno de tus poros
     y el que perdido entre soplos
     vuelve en torno a mi.

¡Ay!






     El grisáceo de tus ojos
     que me mira desde lejos
     ¡Ay! tu pelo liso y suelto
     que me mata el no tenerlo.

     Ni sentirlo, ni tocarlo
     ni frotarlo entre mis dedos,
     al igual que esas pupilas
     que cautivan mis sentidos
     entrecortan mis suspiros
     y aceleran mis latidos.

Cultivos de bacterias.








     Eres el patógeno que enferma mi vida,
     la bacteria que se nutre.
     El protozoo que aparece sin más.

     Eres el algo y yo soy el hongo:
     tú me alimentas, yo te protejo
     y al fundir nuestro amor
     resultamos ser líquenes.

     Nada que ver con el resto de reinos
     el nuestro es uno propio.

martes, 12 de marzo de 2013

Víctima de fraude.





     Intuirte destruido,
     funesto y afligido.
     Siento frustración.

     Juré cuidarte
     como al más codiciado tesoro,
     protegerte ante cualquier infamia.

     Juré acompañarte
     hasta el más recóndito lugar,
     no abandonarte jamás.

     Juré amarte
     con la fuerza más consistente de mi corazón,
     abrazarte cada día,
     basarte cada noche.

     Te he defraudado,

                                          me he defraudado...